28 de febrero de 2010

Acompañamiento continuo de la trayectoria formativa y académica del estudiante

DIRECCIÓN PROVINCIAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR Y  CAPACITACIÓN EDUCATIVA
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR

Acompañamiento continuo de la trayectoria formativa y
académica  del estudiante

Documento Base



Marco para una política educativo de ingreso al Nivel Superior

La Resolución N° 72 del Consejo Federal de Educación (CFE) y el reglamento académico jurisdiccional señalan que el ingreso al Nivel Superior deberá garantizar la no discriminación y la igualdad de oportunidades y una nueva organización del proceso formativo. Cada Consejo Regional de Directores, habiendo analizado los proyectos de ingreso presentados por los institutos superiores que lo integran, definirá las condiciones, modalidad y formato del ingreso al nivel. Las decisiones tomadas en el seno de cada Consejo Regional de Directores o acuerdo interregional, como síntesis de los consensos establecidos, se integrarán en un Proyecto Regional de Ingreso al Nivel de Educación Superior. El mismo establecerá las definiciones de orden general compartidas por todas las instituciones de la/s región/es y el aval a las especificidades institucionales para luego ser elevado al nivel central para su aprobación.

Los proyectos deberán respetar la política educativa de la Dirección de Educación Superior y los criterios que a continuación se detallan, independientemente de los formatos o modalidades adoptadas.

1.Fortalecimiento de la identidad y la especificidad de la formación docente y técnica como práctica de la Educación Superior.
2.Articulación del Proyecto de Ingreso con los procesos formativos y las condiciones concretas de los sujetos y sus trayectorias subjetivas de educación.
3.Definición de líneas que identifiquen :
§ instancias de reflexión y análisis del perfil del estudiante de Educación Superior como sujeto político en escenarios sociales y culturales complejos, fluctuantes y cambiantes;
§ el inicio de un proceso de alfabetización académica en el Nivel de Educación Superior articulado con las propuestas de enseñanza;
§ en el caso de los Profesorados de Educación Primaria, Inicial, Especial y Educación Física, la vinculación de esta instancia con el Espacio de Actualización Formativa;
§ la participación de estudiantes como tutores acompañantes.

En todos los casos se deberá definir el período calendario, la duración en cargas horarias, instancias de recuperación, criterios de orden de mérito cuando sea necesario su establecimiento.
La formación como trayectoria
En estos últimos años, investigaciones realizadas por universidades e instituciones de Educación Superior muestran que el mayor porcentaje de abandono de las carreras se produce en el transcurso de los dos primeros años.

En este sentido, el desafío de la Educación Superior es contribuir a la formación de los/as ingresantes para que se constituyan en estudiantes del nivel, lo que significa adquirir el oficio de estudiante. Lo anterior supone reflexionar sobre las estrategias de enseñanza para la interacción con las prácticas de aprendizaje y de estudio.

En el marco de una política de ingreso y acompañamiento estudiantil es necesario afianzar y profundizar las prácticas de formación desde la perspectiva de la alfabetización académica, fundamentalmente, durante el primer año de estudio pero garantizando la continuidad de las mismas en años superiores.

Cuando se habla de formación, se hace referencia a un proceso dinámico a través del cual un sujeto realiza los aprendizajes necesarios para llevar a cabo una determinada práctica profesional. Es la preparación para el desempeño profesional y técnico, proceso que se desarrolla en un contexto, en un espacio y en un tiempo. Desde esta concepción, la formación se entiende como un recorrido, como una trayectoria personal y grupal, puesto que se produce en diálogo con otros, pares y docentes. Este itinerario o proceso no necesariamente supone una progresión lineal.

Por ello, la formación en tanto trayectoria centra su mirada en el sujeto en formación y compromete la intervención de las instituciones formadoras donde se lleva a cabo.

El proceso formativo de los/as estudiantes de Educación Superior comienza con su ingreso a la institución, sin embargo, como lo señala Cols, las trayectorias de formación “se engarzan con otras trayectorias. En efecto, en el marco de las instituciones de educación superior los estudiantes llevan a cabo un itinerario en tanto estudiantes, pero este recorrido se liga, se toca y se cruza con otras trayectorias anteriores y paralelas – ligadas a su vida escolar, familiar, laboral, política y cultural[1].

Estas trayectorias, anteriores y paralelas, muchas veces ocasionan que en su incorporación a una institución de Nivel Superior, el/la estudiante deba enfrentarse a inconvenientes de distinto orden que lo/la lleva, muchas veces, a abandonar los estudios.

Por ello resulta insoslayable la implementación de un sistema de ingreso que contemple estrategias de acompañamiento al alumno. No basta con un curso inicial de corta duración destinado a los/as ingresantes. Se trata de un proceso continuo de acompañamiento que comienza con su ingreso. El hecho de pensar al curso de ingreso separado de los contextos propios de las disciplinas, en el mejor de los casos, sirvió para poner en marcha una actitud reflexiva hacia la producción y la comprensión textual y a tomar conciencia de la diversidad de géneros académicos, pero esto no es suficiente para la transformación de las prácticas en relación con los textos académicos, científicos y técnicos, puesto que se requiere un tiempo mayor para su apropiación.

Acompañamiento continuo de la trayectoria formativa y académica  del estudiante

Esta propuesta incorpora no sólo la atención al ingresante a través de un taller o curso inicial sino el acompañamiento continuo de la trayectoria formativa desde el enfoque de la alfabetización académica. Por ello diferenciamos dos momentos:

§  el ingreso inicial que se realiza a principio del ciclo lectivo para los aspirantes a primer año. Esta instancia tiene el sentido de colaborar con la inserción del estudiante en el Nivel Superior desde distintos aspectos: la organización institucional, los ámbitos de participación y el perfil profesional de la carrera elegida. Por ejemplo, conocimiento y análisis del proyecto institucional, de las normas de convivencia, de los planes de estudio, de normas administrativas, del Centro de Estudiantes, de los mecanismos de participación, etc. Se trata de trabajar sobre las expectativas de los aspirantes en relación con la institución formadora y con la carrera elegida; conocer sus intereses, sus representaciones y temores para comenzar a problematizar y reflexionar sobre estas visiones.
     
§  el acompañamiento de la trayectoria formativa y académica retomando en forma recursiva, variada, progresiva y en profundidad cognitiva las prácticas de lectura y escritura en y con los textos habituales de las cátedras de primer año y de los años sucesivos.

Independientemente de los formatos que adquiera el ingreso inicial (taller, curso, otras alternativas) y del propósito de su inserción institucional, además en este momento se procura sentar las bases conceptuales y metodológicas generales con respecto a las prácticas de alfabetización académica. Es decir, a través del trabajo con textos del ámbito académico los aspirantes inician en el Nivel Superior procesos de apropiación de estrategias de lectura y de escritura que les permiten acceder a los campos de conocimiento específico a la par que desarrollan sus habilidades cognitivas.

La continuidad de los aprendizajes iniciados en la instancia de ingreso se proyecta a través de la articulación de las prácticas de lectura y escritura que realiza en su enseñanza el conjunto de profesores del mismo plan de estudio. La articulación de esas prácticas de alfabetización con textos académicos y de las nuevas que se propongan por carrera surgirá como producto del acuerdo entre:

§  cátedras que tienen esa función particular en los diseños curriculares (Taller de  lectura, escritura y oralidad o similares);
§  cátedras del mismo año de la carrera y
§  la progresión vertical de las prácticas de alfabetización académica entre materias, inclusive las de años superiores de la misma carrera.

Este proceso dará lugar a la conformación del Proyecto de ingreso y del acompañamiento continuo de la formación académica. Cada instituto construirá un proyecto único.

En este documento ofrecemos algunas alternativas de acompañamiento. Se trata de sugerencias que deben ser contextualizadas, entrelazadas, ampliadas y enriquecidas a partir de las propias necesidades y posibilidades institucionales. Al mismo tiempo el carácter de cada una de ellas hace que no sea excluyentes, sino complementarias.

La alfabetización académica
En el desempeño de los/as  estudiantes de Educación Superior se observan dificultades  en la comprensión de los textos que conforman la bibliografía de las materias. Paula Carlino (2005)[2] plantea que no se trata de que los estudiantes llegan mal formados de sus estudios secundarios sino que “al ingresar a la formación  superior se les exige un cambio en su identidad como pensadores y analizadores de textos. Los textos académicos que los alumnos han de leer en este nivel educativo suelen ser derivados de textos científicos no escritos para ellos sino para conocedores de las líneas de pensamiento y de las polémicas internas de cada campo de estudios.”
Esta autora señala que la alfabetización académica se refiere a: “el conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar de la cultura discursiva de las disciplinas así como de las actividades de producción y análisis de textos requeridas para aprender”.
En definitiva, los problemas de lectura no devienen de una falta de habilidades o técnicas generalizables. Los/as estudiantes se ven enfrentados a nuevas formas de escritura y de pensamiento que requieren modos específicos de producir sentido y de analizar lo leído. Algo que dificulta la lectura es, entre muchos aspectos, que los textos suponen lectores con conocimientos que los/as alumnos/as aún no poseen o hacen referencia permanente a puntos de vista y posturas teóricas de otros autores pero sin explicarlos, simplemente se los cita. 
Por otro lado, los/as docentes esperan que sus alumnos/as entiendan del texto lo que ellos entendieron, como si la información estuviera disponible y se comprendiera de forma unívoca. Del texto no se puede desprender la información sugerida o implícita si el lector no dispone de ciertos conocimientos y si no puede desplegar una particular actividad cognitiva sobre el texto. 
La lectura de textos académicos
Los/as estudiantes del Nivel Superior deben formarse como lectores expertos, es decir, deben conocer los procedimientos de la comprensión lectora, a fin de que puedan comunicar los saberes y dar cuenta de cómo se lee cada texto identificando palabras clave, la jerarquía de la información y las relaciones de causalidad, oposición, consecuencia, etc. En cada disciplina se implican ciertas operaciones cognitivas que el/la docente debe poner en juego para que los/as estudiantes están en condiciones de comprender un texto de su campo científico o técnico. Por ello, la progresión de las prácticas lectoras en la trayectoria estudiantil nace de los acuerdos entre los/as docentes de la carrera.

Proponemos, para aquellos profesores que aún no lo han hecho, incorporar en su planificación algunas de las siguientes consideraciones:
1.      La enseñanza de modos específicos de encarar los textos de su disciplina.
2.      Clases de lectura compartida deteniéndose en algunos fragmentos, relectura en conjunto y discusión sobre lo leído.
3.      Actividades para reponer el contexto ausente, dado el uso habitual de fotocopias:. Llevar el libro entero, hacerlo circular, examinar el índice, buscar en el libro el texto de la fotocopia, analizar datos de edición: lugar, año, campo científico, etc.
4.      Presentar el/los autor/es del texto, explicar la postura que sostiene, ponderar las razones que brinda para sostenerla, reconocer las posturas y argumentos de otros autores citados en el texto.
5.      Explicar las razones de su inclusión en la bibliografía. Poner en relación todo lo anterior con otros textos leídos.
6.      Comentarios acerca de las hipótesis que los/as estudiantes realizan en distintos momentos de la lectura, a fin de corroborar o refutar esas aproximaciones. Exposición de las distintas interpretaciones.
7.      Actividades de escritura a partir del texto leído que ordenen la información: esquemas, mapas y redes conceptuales; cuadros comparativos; comparación de definiciones y análisis de sus componentes; síntesis y resúmenes; toma de notas; guías de lectura; lectura a partir de un propósito solicitado; etc. 
La escritura académica en el proceso de formación
Especialmente en el Nivel Superior, la escritura es un proceso reflexivo de planificación para la producción de información que colabora en la estructuración de pensamiento y lo modifica. Cuando el sujeto logra modificar lo que antes sabía sobre el tema, se habla de la función epistémica. En el proceso de escribir se establece una relación dialéctica entre el conocimiento que se tiene, las exigencias discursivas y los objetivos de la escritura.

Para esta razón, se profundizará en las estrategias adecuadas para fomentar el desarrollo progresivo de la elaboración textual por parte de los/as estudiantes. Esta práctica resulta imprescindible para aquéllos que habitualmente utilizan la escritura en informática y en la telefonía celular, empleando otras convenciones más dinámicas y usuales. Los/as estudiantes deben reflexionan acerca las múltiples producciones orales y escritas que realizan cotidianamente para discernir acerca de los usos y propósitos de estos lenguajes.         

Estimamos que los distintos momentos de la clase pueden constituir situaciones donde tanto la escritura como oralidad sean mediadoras de la comprensión y de la producción de conocimiento. No hay posibilidad de significar la metacognición si no es a través de procesos de lectura y reescritura, entre ellos:
1.      La observación y descripción de objetos, hechos, procesos de la realidad natural o sociocultural. Ordenamiento de datos mediante registros. Formulación de las preguntas a las que el texto pretende responder.
2.      Selección de respuestas de los trabajos prácticos, exámenes y cuestionarios como objetos de reflexión teórica sobre los contenidos de la materia.
3.      La escritura de informes, proyectos, monografías, textos argumentativos y explicativos como proceso planificado. Revisión de los borradores a partir de la confrontación con producciones de sus pares y con textos académicos y en adecuación a las consignas solicitadas. Reescritura.
4.      Registro de discusiones o intercambios grupales.
La oralidad en la formación profesional
La producción de los textos orales, en general, no es objeto de reflexión en el proceso de enseñanza. Por el contrario, los/as docentes se preocupan por la expresión oral de los/as estudiantes sin que ello se traduzca en la incorporación de estrategias que posibiliten mejorar la oralidad en la formación profesional. Se presentan algunas opciones:
1.      Diversidad y adecuación de los modos de formular preguntas, solicitar información o explicación, dirigirse al profesor o a sus pares.
2.      Exposición con o sin apoyo de esquemas o imágenes. Explicación de los procedimientos empleados en una tarea, descripción de situaciones y relatorías de los trabajos grupales. Expresión de conclusiones finales.
3.      Preparación de un plan para la exposición oral secuenciando la información. Práctica de la exposición oral. Explicación de las estrategias elegidas para el discurso. Intercambio con pares.
Algunas alternativas del acompañamiento continuo: tutorías
En el documento “Programa institucional de tutoría” de la Universidad Tecnológica Nacional,  Regional Córdoba, define la tutoría como “…un conjunto de acciones dirigidas a la atención singularizada del alumno, sea en forma individual como en pequeños grupos, con la finalidad de orientar y apoyar sistemáticamente sus estudios.”
La acción tutorial es una de las estrategias más potentes para el acompañamiento a las trayectorias formativas ya que, como lo señala Cols: “La tutoría ofrece un espacio complementario a los cursos caracterizado por un entorno menos amenazante, un manejo del tiempo más flexible y una posibilidad de interacción más fluida.” 
Entendemos que la mejor figura para cumplir el rol de tutor es la de un par, otro/a estudiante avanzado/a de la carrera. No se detalla, por conocida, la importancia de los pares en el proceso de aprendizaje, sin embargo se señala que estos ofrecen al tutorado una “cara amigable”, un “igual” que ha pasado recientemente por similares circunstancias y que, por lo tanto, está en condiciones de ayudarlo a reducir la ansiedad y a insertarse en el nuevo contexto. Es importante destacar que el rol del tutor-alumno debe ser, fundamentalmente, el de promover el aprendizaje colaborativo y la autonomía de los tutorados.
Pueden pensarse en distintas alternativas de prácticas tutoriales. Se señalan a modo de ejemplo:
§  Un par más avanzado que brinde orientación sobre aspectos institucionales y administrativos. Esta modalidad es muy adecuada para los alumnos ingresantes.
§  Un par más avanzado con una tarea orientada hacia aspectos académicos, incorporando acciones tales como: trabajo en pequeños grupos y/ o individual con orientaciones para estudiar, lectura de la bibliografía, sesiones individuales o grupales de consultas, entre otros.
Es importante asistir a los/as estudiantes cursantes de aquellas materias que tradicionalmente tienen un alto índice de desaprobación o deserción en la institución. Estas tutorías se centrarán tanto en el tratamiento de contenidos como en la lectura de la bibliografía, en la elaboración tutorada de trabajos prácticos, informes y proyectos. 
Todo sistema de tutorías implica un planeamiento y responsables de la tarea de los tutores, más aún cuando se trata de prácticas en espacios estatales destinados a la educación. La coordinación del grupo de tutores puede incorporarse como proyecto de alguna cátedra o como proyecto de investigación. Por ello, la coordinación se organiza en el marco de la propuesta institucional o de la formación profesional de la carrera.
Sugerimos que los/as profesores/as propongan otras alternativas u opciones con distintos objetivos y modalidades, ya que son las propias instituciones las que deberán encontrar los modos de llevar adelante el proyecto evaluando sus necesidades y posibilidades operativas. 
Bibliografía

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Arnoux, E.; Di Stefano,M.; Pereira,C.(2002): La lectura y la escritura en la universidad. Eudeba. Buenos Aires.

Boeglin, Martha (2008): Leer y redactar en la universidad. Del caos de las ideas al texto estructurado. Ed.Magisterio. Colombia.

Carlino, Paula (2005): Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la alfabetización académica. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

Carlino, Paula (2008): “Revisión entre pares en la formación de posgrado.” Rev. Lectura y vida Nº2. Buenos Aires.

Creme,Ph., Lea,M.(2005): Escribir en la universidad. Gedisa. Barcelona, 2005.

Cols, Estela (2008): La formación docente inicial como trayectoria. Mimeo. Documento de trabajo realizado en el marco del Ciclo de Desarrollo Profesional de Directores. INFD.

Cols, Estela (2003): El primer año en la Universidad: una revisión de experiencias de apoyo al estudiante y mejora pedagógica. Universidad de General Sarmiento.

Davini, M. Cristina (2008): Métodos de enseñanza. Santillana. Buenos Aires.

Estrada, A.(2008): “¡Pero si yo estudié!... Discurso académico y fracaso estudiantil en el examen oral”. Rev. Lectura y vida Nº 1. Buenos Aires.

Hendel, Noemí (1999): El texto argumentativo. Ediciones la llave. Buenos Aires.

van Eemeren, Frans; Grootendorst, R.; Henkemans, F.(2006): Argumentación: análisis, evaluación, presentación. Ed. Biblos. Buenos Aires.

Nicastro, Sandra y Greco, M Beatriz (2009): Entre trayectorias. Escenas y pensamientos en espacios de formación. Homo Sapiens Ediciones. Rosario.

Steiman, Jorge (2008): Más didáctica (en la educación superior). UNSAM Edita. Buenos Aires.


[1] Cols, E.: El primer año en la Universidad: una revisión de experiencias de apoyo al estudiante y mejora pedagógica. Universidad de General Sarmiento. 2003. 

[2] Carlino, Paula(2005): Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la alfabetización académica. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.

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